jueves, 6 de octubre de 2011

Las vaquitas

El Chango
Las plegarias
La verdad

Las vaquitas negras en la pampa eterna

viernes, 23 de septiembre de 2011

Satellite of Love

Era invierno y había humedad.
Era una adolescente y escuchaba Satellite of Love por primera vez.
Solo entendía la parte que dice:
I've been told that you've been bold
with Harry, Mark and John
Monday, Tuesday, Wednesday to Thursday
with Harry, Mark and John
Luego vendría más Lou Reed y la Velvet y más Yo la tengo y más Belle and Sebastian.
Canciones viejas -en su mayoría- que me decían hey, esto pasa, esto va a pasar.
Esto me pasó a mí.
Esto es y podemos cantar sonrientes aunque sea por tres minutos y medio.

miércoles, 22 de junio de 2011

El niño no es afeminado, es suave/agradable/lindo/amoroso. Elija usted la palabra correcta, pero dígalo por su nombre

Deje de lado las categorías de femenino o masculino para referirse a las características de una persona en particular o a acciones que puede realizar. Cuando se habla de lo femenino o lo masculino, se habla de construcciones culturales y no de particularidades esenciales del hombre o de la mujer. Una mujer no tiene por qué ser suave ni cariñosa ni mucho menos buena para cocinar. Asimismo, un hombre no tiene por qué saber de electricidad, no mostrar sus sentimientos y ser el proveedor. De este modo, ser delicado en los modos no significa ser femenino y tampoco ser más duro en el trato es ser masculino. Tampoco una actividad o trabajo corresponde que la realice un hombre o una mujer. Lavar, llorar, ser ingeniero, revolcarse en el suelo, cantar, cosechar, manejar maquinaria pesada, bordar y un largo etcétera, son actividades que pueden ser realizadas perfectamente, tanto por una mujer como por un hombre.
Prefiera referirse a las características de una persona por su nombre. Si quiere decir que alguien es bruto, dígalo, pero no lo califique de masculino por eso. Si una mujer habla golpeado, diga que tiene un carácter fuerte, no que es poco femenina. ¡Libérese de estas construcciones vetustas!

jueves, 16 de junio de 2011

No me gusta eso que me dice en la calle, señor

No invada el espacio de otra persona que tal como usted va caminando por la calle con supuestas palabras halagüeñas –en el mejor de los casos– dando forma a un piropo. La mayoría de las personas que sufren esta intromisión en su metro cuadrado son mujeres y, si bien puede haber alguna que lo necesite para sentirse notada o subir su autoestima, no se equivoque, no se trata del común de los mortales. Por lo general, el piropo en la calle es ofensivo y no hace más que resaltar la
falta de educación y materializar la dominación simbólica masculina, el machismo que dice que se tiene el derecho de decir lo que se le venga en gana a una fémina y ella lo recibirá sin chistar e incluso agradecida. Nada más lejos de la realidad. La mujer lo resiente como una ofensa y con miedo a ser atacada más que verbalmente. Deje los buenos piropos o comentarios halagadores para sus amigos, para sus cercanos. Acérquese a ellos y coméntele lo bien que se ven de la forma más respetuosa posible. Todos estarán mucho más contentos.


También disponible en Revista Rufián.

miércoles, 5 de enero de 2011

La otra velocidad




Disponible y descargable en http://lacallepassy061ediciones.blogspot.com/2010/12/la-otra-velocidad-de-daniela-acosta.html