El azul como estación de un sinfín
de obsesiones por ti sublimadas
el tesoro luego del laberinto
se esconde tibio y suave, pero
ya se muestra, ya lo vemos.
Y tú tan cerca, de pie, crepitas
crepitas y tiritas y repites
movimientos nerviosos de rituales
pies encías uñas, dedos meñiques
frenéticamente, una, otra vez.
Al fin son las canciones, tonadas que
nos circundan y se hacen grandes
las que se deslizan agitadas
sin errar el tono ni las palabras.
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