El azul como estación de un sinfín
de obsesiones:
el tesoro luego del laberinto
se esconde tibio, aunque
se insinúa, algo vislumbramos.
Y tú cerca, de pie, tiemblas
movimientos nerviosos
de encías, uñas, dedos.
Las tonadas nos acompañan
y se deslizan agitadas
sin errar el tono que guía nuestros pasos.
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