miércoles, 22 de junio de 2011

El niño no es afeminado, es suave/agradable/lindo/amoroso. Elija usted la palabra correcta, pero dígalo por su nombre

Deje de lado las categorías de femenino o masculino para referirse a las características de una persona en particular o a acciones que puede realizar. Cuando se habla de lo femenino o lo masculino, se habla de construcciones culturales y no de particularidades esenciales del hombre o de la mujer. Una mujer no tiene por qué ser suave ni cariñosa ni mucho menos buena para cocinar. Asimismo, un hombre no tiene por qué saber de electricidad, no mostrar sus sentimientos y ser el proveedor. De este modo, ser delicado en los modos no significa ser femenino y tampoco ser más duro en el trato es ser masculino. Tampoco una actividad o trabajo corresponde que la realice un hombre o una mujer. Lavar, llorar, ser ingeniero, revolcarse en el suelo, cantar, cosechar, manejar maquinaria pesada, bordar y un largo etcétera, son actividades que pueden ser realizadas perfectamente, tanto por una mujer como por un hombre.
Prefiera referirse a las características de una persona por su nombre. Si quiere decir que alguien es bruto, dígalo, pero no lo califique de masculino por eso. Si una mujer habla golpeado, diga que tiene un carácter fuerte, no que es poco femenina. ¡Libérese de estas construcciones vetustas!

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